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Hernia de Disco Lumbar

Hernia de Disco Lumbar: Un Enfoque Integral

1. Introducción

La columna lumbar es la porción inferior de la columna vertebral y está compuesta por cinco vértebras, denominadas de arriba abajo como L1 a L5.

Las estructuras clave de la columna son:

  • Cuerpos vertebrales: Son estructuras óseas compuestas predominantemente por hueso esponjoso, recubierto por una capa externa de hueso cortical. Su forma y disposición proporcionan una resistencia óptima frente a las cargas axiales y aseguran la integridad mecánica de la columna.

  • Discos intervertebrales: Son estructuras fibrocartilaginosas situadas entre los cuerpos vertebrales que actúan como amortiguadores y transmisores de cargas en la columna vertebral. Distribuyen de manera equilibrada las fuerzas y tensiones generadas durante la actividad física y los movimientos cotidianos, contribuyendo a la flexibilidad y estabilidad segmentaria. Se componen de un núcleo pulposo (con gran capacidad de absorción de impactos) y un anillo fibroso (que contiene y protege al núcleo). Con el tiempo, el desgaste y la degeneración pueden reducir la capacidad para soportar cargas, facilitando la aparición de fisuras y hernias.

  • Placas terminales: Láminas de cartílago que facilitan el intercambio de nutrientes entre el disco y el cuerpo vertebral.

  • Ligamento amarillo (ligamentum flavum): Ubicado en la parte posterior del canal vertebral, este ligamento ayuda a mantener la estabilidad de la columna y a limitar ciertos movimientos excesivos.

  • Ligamento longitudinal posterior: Se sitúa a lo largo de la superficie posterior de los cuerpos vertebrales y del disco, contribuyendo a la contención del núcleo pulposo y evitando su migración.

  • Articulaciones facetarias: Son pequeñas articulaciones sinoviales ubicadas en la parte posterior de la columna lumbar. Funcionan como estructuras de unión entre las apófisis articulares superiores de una vértebra y las apófisis articulares inferiores de la vértebra inmediatamente superior. Permiten movimientos controlados, facilitando la flexión, extensión, inclinación lateral y rotación de la columna lumbar.

Aspectos Biomecánicos de la Columna Lumbar

  • Distribución de cargas: La región lumbar soporta entre el 60 % y 70 % de la carga axial del cuerpo. Los discos intervertebrales absorben aproximadamente entre el 30 % y 50 % de la energía generada durante las actividades diarias.

  • Movilidad: La columna lumbar es responsable de aproximadamente el 40 % - 50 % de la flexión y extensión total de la columna, permitiendo además movimientos de rotación y lateralidad.

  • Esfuerzos y sobrecarga: Las actividades repetitivas, el levantamiento de cargas y los movimientos bruscos pueden generar microtraumatismos que, con el tiempo, predisponen a la degeneración discal y a la formación de hernias.

 

2. ¿Qué es una hernia de disco lumbar?

Es la pérdida de la integridad del disco intervertebral en el segmento lumbar de la columna vertebral, donde el núcleo pulposo se desplaza fuera de su anillo fibroso, generando compresión de las raíces nerviosas adyacentes. Esta compresión puede originar síntomas como dolor radicular, alteraciones en la sensibilidad y debilidad muscular en las extremidades inferiores.

 

3. ¿Con qué frecuencia se presenta y qué factores influyen en su aparición?

La incidencia anual de una hernia lumbar sintomática es de aproximadamente 5 a 20 casos por cada 100 000 habitantes, pero varía según cada población.

Los principales factores que favorecen su desarrollo son:

  • Edad: Es más frecuente en adultos jóvenes y de mediana edad, aunque también puede presentarse en la tercera edad.

  • Degeneración discogénica: Proceso degenerativo con pérdida de hidratación y elasticidad del disco intervertebral.

  • Factores genéticos: Algunos pacientes tienen una predisposición genética que afecta la composición y estructura de los discos intervertebrales, haciéndolos más susceptibles a la degeneración y herniación.

  • Factores ocupacionales: Trabajos que implican cargas pesadas o movimientos repetitivos.

  • Estilo de vida: El sedentarismo, el sobrepeso, el tabaquismo y los movimientos bruscos contribuyen a la degeneración discal.

  • Lesiones traumáticas: Con menor frecuencia, un traumatismo directo puede generar una carga excesiva sobre el disco en un corto período de tiempo.

 

4. ¿Cómo se hace el diagnóstico?

El médico realizará el diagnóstico con base en la evaluación de síntomas y signos, complementada con estudios de imagen.

Evaluación de síntomas y signos
  • Dolor lumbar: Principal síntoma, presente en el 90 % - 100 % de los pacientes, ya que la patología afecta directamente la estructura de soporte y movilidad de la columna.

  • Dolor radicular (ciática): Se presenta en alrededor del 70 % - 85 % de los casos por compresión o irritación de las raíces nerviosas, manifestándose como dolor irradiado hacia glúteos y piernas.

  • Alteraciones sensitivas (parestesias): Se presentan en el 50 % - 60 % de los pacientes. Incluyen hormigueo, adormecimiento o sensación de quemazón, y ocurren cuando la raíz nerviosa afectada transmite señales anómalas.

  • Debilidad muscular: Afecta al 30 % - 40 % de los pacientes, dependiendo del grado de compresión y del nervio afectado, limitando las funciones motoras de la extremidad inferior.

  • Alteración en los reflejos tendinosos: Se observa en el 20 % - 30 % de los casos, presentándose como disminución o ausencia de reflejos, lo que sugiere el nivel de afectación y el grado de compromiso neurológico.

  • Limitación de la movilidad: Se estima que entre el 60 % y 70 % de los pacientes experimentan rigidez y restricción del movimiento debido al dolor.

Estudios de imagen

  • Radiografías simples y dinámicas: Útiles para evaluar la alineación vertebral, detectar inestabilidad o espondilolistesis, y descartar otras patologías estructurales.

  • Resonancia magnética (RM): Método de elección para evaluar la extensión y localización de la hernia.

  • Tomografía computarizada (TC): Alternativa en pacientes que no pueden someterse a RM. Ofrece una evaluación ósea precisa y es útil para la planificación quirúrgica.

  • Electromiografía (EMG): En casos complejos, ayuda a determinar el grado de afectación nerviosa.

 

5. ¿Cuál es el tratamiento inicial?

Antes de considerar la cirugía, se recomienda un manejo conservador bajo supervisión médica:

  • Medicamentos: Analgésicos, antiinflamatorios y relajantes musculares.

  • Fisioterapia: Programas de rehabilitación para mejorar la estabilidad segmentaria y el fortalecimiento muscular.

  • Control del peso corporal.

  • Ergonomía: Informar a los pacientes sobre posturas adecuadas y técnicas seguras para levantar cargas.

  • Infiltraciones: Terapia epidural con corticosteroides en casos de dolor severo.

La mayoría de los pacientes mejoran en un plazo de 6 a 12 semanas.

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Dr. Aleixandre Betanzos Villegas

Médico Cirujano Especialidad en Neurocirugía Alta Especialidad en Cirugía Cerebrovascular

CP: 4422741 UNAM CE:7817843  UdeG

 

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